Claudio Rubio: "Música para ascensores"
Claudio Rubio, saxofonista, compositor, arreglista y educador chileno, recibe su formación en Estados Unidos, ganando las becas “Alumni”, “Di Gangi” y “Gary Hutton” simultáneamente, para asistir al programa de jazz de la Universidad William Paterson (Nueva Jersey).
Durante su formación, tuvo la oportunidad de compartir y aprender de figuras del jazz como Rich Perry, Sal Mosca, Dave Liebman, Clark Terry, Jim McNeely, Rich De Rosa, Mulgrew Miller, Kevin Mahogany, Wynton Marsalis y Kenny Garrett, entre otros.
Una vez egresado, regresó a Chile para continuar una carrera que hoy lo posiciona como una voz líder en la escena del jazz local. Entre sus obras se destacan “Tristano” (2011), “Hijo” (2017) y “Música para ascensores” (2019, Vértigo).
En esta reseña de discos, WSA quiere hablar de su último trabajo con el excepcional grupo de músicos: Rodrigo Espinoza (bajo), Nicolás Vera (guitarra), Oscar Pizarro (piano) y Carlos Cortés (batería).
Empezando por el título del disco "Música para ascensores" se refiere irónicamente al jazz como música funcional para ascensores, pero en este caso, se presenta como una fina obra de elevación y un profundo recorrido musical. Con siete composiciones de Claudio Rubio, este disco es un quinteto refinado, de una alta calidad de ensamble, precisión en los arreglos, sofisticadas improvisaciones y buen gusto musical, haciendo disfrutar al público de principio a fin. La obra podría representar un paralelo entre cada melodía y la ruta del ascensor, representando cada canción un piso y situación diferente.
Desde su primer tema, "Música para ascensores", comienza un recorrido por diferentes melodías, formas y tiempos, que poco a poco irán transmitiendo distintas emociones. En esta primera composición se puede encontrar el inicio del viaje en ascensor, ascendiendo con gran intensidad e impulso. Mientras la batería marca con su ritmo los diferentes pisos de este recorrido, invita a abordar a nuevos pasajeros con la consistencia de un ostinato de piano.
Cuando comienza la improvisación de Claudio Rubio, se puede escuchar una historia real, con influencias de blues, quizás contando lo sucedido en ese viaje, marcando el final con una nota aguda sostenida en el tiempo.
Continuando con "Leo duerme", su segunda composición, la atmósfera cambia. En este caso, es una dulce balada dedicada a Leo, su hijo, donde Claudio transmite mucha ternura en su interpretación. El contrabajo acompaña suavemente la cadencia de la batería y Claudio toca un solo cargado de muchos sentimientos, historias, consejos, amor y mucha pasión, haciendo que Leo duerma cómodo y tranquilo.
El siguiente tema, es un homenaje a Thelonious Monk, interpretando una esencia muy similar a la original. “Boo Boo´s Birthday” transmite una melodía muy enérgica y alegre y la versión del quinteto de Claudio Rubio muestra gran solidez rítmica y melódica, junto a una gran interacción y una comunicación muy orgánica. Además, se puede escuchar la influencia del jazz fusión de la mano de Wayne Shorter, gran influencia en la esencia de Rubio.
Ahora que el viaje estaba en su eje, vuelve a descender con "Violeta quema el sol", otra hermosa balada, incorporando sonidos y climas modernos, representando nuevos paisajes, y otro tipo de viaje en ascensor. Con un aire de Brian Blade and The Fellowships, esta composición es una invitación a la reflexión y la contemplación, quizás del viaje constante, del movimiento ascendente y descendente, o de la tensión y el reposo que se encuentran en todas las situaciones de la vida.
Para continuar con el viaje, se puede escuchar “Lo que queda”, una composición con sentimientos de esperanza y un enérgico solo de batería. Una canción muy emotiva que marca un punto clave en todo el disco. Con la melodía al unísono entre el saxo y la guitarra, las progresiones del piano recuerdan sonidos de Radiohead, Brad Mehldau y Pat Metheny.
Terminando este largo y rico viaje musical, suena “Primer piso”, un blues de estética tradicional y mucho swing, y la última composición, “Three and one”, se puede interpretar como el ascensor cuando es compartido con mucha gente, y es incómodo, pero finalmente es liberado cuando comienza el solo del saxo. Por último, el ritmo de la batería representa a las personas que bajan del ascensor y se respira un mejor ambiente, dando lugar al cierre de este viaje emocional de “Música para ascensores”.